PERO AL MENOS HACEMOS FOTOS (Por Juan Valbuena)
La, ti, do… la, ti, do…
Hay sólo tres notas dentro de nosotros; con ellas debería poder escribirse todo lo que somos, pero nadie sabe cómo.
Algunos hacemos trampa: marcamos puntos en los mapas y luego los unimos con líneas esperando que aparezca la constelación de nuestras vidas. Nunca ocurre, pero al menos hacemos fotos. Pensamos que faltan lugares y momentos en nuestra colección: creemos que si vamos a ese hotel con la mujer que vimos bajar de aquel tren nos encontraremos a nosotros mismos. No es verdad, pero al menos hacemos fotos. Esperamos que cuando suene el teléfono nos digan que no estamos solos y que el dolor que tenemos no es nada. No es así, pero al menos hacemos fotos. Sentimos que tenemos que ir mañana mismo a una ciudad de nombre impronunciable donde nieva negro. Llegamos tarde, solo quedan habitaciones vacías y huellas en las calles. Pero al menos hacemos fotos. Vemos señales por todas partes, creemos que son nuestras las palabras escritas para otros y desciframos en código morse los paisajes eléctricos. No es suficiente. Seguimos perdidos, pero al menos hacemos fotos.